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Según la cultura campestre, ser gordo es sinónimo de salud y bienestar. Los piropos en esos lugares siempre serán: “Que muchacha tan frondosa” “Cuanta Salú”. Pero nadie tiene idea lo difícil que es estar en sobre peso. 

De pequeña fui comelona, comía sin compasión como decía mi abuela, comía de todo y para todos, pero realmente para mi sola. Recuerdo una vez que me comí una pizza de 6 pedazos yo sola y eso era motivo de felicitación. Fui creciendo, pero ya las libras de más no eran motivo de gracia, ya empezaban a ser motivo de preocupación, ya había que empezar a controlar la boca.


Recuerdo como ahora el instante en que pesé 99lb. Como mi papá es médico, yo me la pasaba metida en su consultorio y había un peso de esos médicos, que son raros, que no todo el mundo sabe utilizarlos y para mí era un orgullo saber usarlo y como un juego cada vez que iba, me pesaba.


El día que marcó 100lb, yo me quería morir. Tenía aproximadamente 10 años, demasiadas libras para una niña de esa edad. Callé, no se lo dije a nadie. Pero mi papá ni tonto ni perezoso empezó a notar mi aumento y me pesó!


He tenido altas y bajas, he hecho todo tipo de dietas, hace 4 años baje 80 libras en 4 meses, ¿cómo? No tengo idea, estaba pasando por uno de mis procesos de “Gripe sentimental” y no comía nada, simplemente tomaba café y fumaba mucho. No notaba que estaba bajando de peso, pues estaba inmersa en esa tristeza. Hasta que la gente empezó a decirme que estaba menos gorda, y yo empecé a medirme la ropa que tenía siglos sin usar porque estaba muy gorda. Efectivamente, TODO ME SERVÍA! ¡Que emoción!! Soy flaca! Soy flaca! Bajé de una talla 20, a una 12 en jeans y de xxxl a M en blusas.  Con ese peso duré aproximadamente dos años.


Como karma its a bitch, empecé a recuperar libras. Preocupada por esa situación y al saber que yo NO COMÍA, me puse a googlear por qué estaba ganando peso si no comía. Es un asunto que los nutricionistas llaman efectorebote, y hoy soy gorda nuevamente.


Como gorda, soy protagonista de todo tipo de expresiones. Hace un tiempo, en mi último día de clases en la universidad, una compañera me dice lo siguiente: “Deja de comer tanto por favor, te estás dañando”... Querida compañera. ¿Qué te hace pensar que yo como mucho?. Este es el error del 90% de las personas que conozco, al verme gorda, automáticamente asumen que yo como mucho. Mi problema, es TODO lo contrario. Soy de las personas que puede pasar el día perfectamente bien sin comer, si me das café y una cajetilla de cigarrillos, soy feliz, al punto que hoy tengo gastritis.


Con los años he aprendido a amar mi peso, a aceptar que soy “Plus”, he aprendido a mirarme en el espejo con amor, a entender que puedo ser sexy aun con mis libras de más, pero casi siempre, la sociedad te la pone bien difícil.  


¿A qué viene este escrito? A que estoy cansada, cansada de hacer dieta y no bajar de peso, a bajar solo algunas medidas, cansada de que en las tiendas nada viene en tallas mayores a L (que es realmente M), a que en la calle me miren mal, a que en los carros públicos ahora no dejen montar a los gordos y pongan un letrerito.  Cansada de que mi familia y todo el que me conoce asuma que soy una glotona. 
Cansada de que me digan, “Con una cara tan linda y se dejo dañar” 

NO ESTOY DAÑADA, SOLO ESTOY GORDA COÑO! Perdón, me dejé llevar!


Cansada de que me pregunten si mi pareja es mi hija, cansada de que me digan que mi madre también parece mi hija, es que ¿acaso se les olvida que los gordos tenemos sentimientos? Si bien es cierto que existen los obesos comelones compulsivos, no todos somos así, YO NO SOY ASI!


No me digas que estoy gorda, TENGO ESPEJO, SÉ QUE ESTOY GORDA Y ANSÍO REBAJAR!