“Lo mejor que hago es hablar, tengo una gran capacidad para hacerlo y soy mejor que muchas personas que llevan el hablar como profesión…”

Puede que el párrafo que acaban de leer esté lleno de verdades, pero debemos reconocer que de igual forma, está falto de humildad y sobrado de arrogancia; así sonamos muchas veces.

Ciertamente debemos estar en plena consciencia de nuestras capacidades y habilidades, pero no podemos vivir pareciendo ser la arrogancia andante, hay momentos en que es bueno esperar que los demás elogien nuestras virtudes y agradecer.

-Felicidades Elisa, estuviste excelente en tu presentación.
- Gracias, lo sé, realmente no hice ningún esfuerzo.

Creo que suena mejor:
-          Gracias, me alegra mucho que lo disfrutaras!

¿Verdad?

Personalmente disfruto cuando alguien reconoce y valora mi trabajo, me hace sentir bien, me inspira a cada vez esforzarme más para mantener su percepción y seguir mejorando. Hay una línea muy delgada entre autoestima y arrogancia, línea que no todo el mundo sabe diferenciar.


Sí, ten conciencia de lo que eres, sabes y lo que puedes hacer, pero no seas un manojo de arrogancia y auto elogios, lamentablemente eso no se ve bien, eso te resta mucho más de lo que crees que suma.


No hay nada más cierto que aquello que dice que la humildad nos engrandece, el saber con absoluta plenitud de lo que somos capaces y aun así, ser humildes.