“YO TAMBIÉN ME RENDÍ Y PENSÉ QUE DEJAR DE EXISTIR, ERA LA MEJOR DE LAS SOLUCIONES”
-Elisa Duarte Jeréz


En esencia siempre he tenido una personalidad efervescente, ruidosa, temperamental y divertida, eso es lo que siempre los demás ven de mí; pero lo que muchos no conocen es la otra cara de esa moneda.

Desde temprana edad empecé a presentar episodios injustificados de tristeza, eso mezclado con muchas cosas que pasaban a mí alrededor, el divorcio de mis padres, la partida de mi madre hacia el extranjero, cambio de colegio y amigos. Una niña de 14 años que estaba pasando por toda clase de cambios y que pocos se tomaban la molestia de entender. Así fue, a muy temprana edad, como conocí lo que era la terrible “Depresión”.

Esta es una enfermedad que se ha cualquierizado mucho, todo el que se siente triste por una ruptura amorosa, unas libras de más, o por no poder comprar algo, dice que está deprimido, pero vuelva a leer la cuarta palabra de este párrafo;  es una ENFERMEDAD, no es un estado de ánimo, no es algo que solo “hay que poner de su parte”, es algo que se padece, que se lleva en los huesos, es una PATOLOGÍA que se trata con terapia y medicamentos y todos aquellos que la padecemos NO QUEREMOS TENERLA.

¿Usted de verdad cree que YO QUIERO no poderme parar de la cama, perder completamente el apetito, llorar desconsoladamente, no poder funcionar ni como hija, ni como pareja, ni como nada? NO, quiero llevar una vida normal.

La depresión va mucho más allá de un simple “sentir” emocional, no necesariamente se tiene porque nos “pasa algo” y créame cuando les digo que todos los que sufrimos este mal, ponemos MUCHO de nuestra parte, día tras día, segundo tras segundo. Yo como figura pública, son muchas las veces que me he parado frente a una cámara inmersa en la peor de las depresiones, son muchas las fotos que pongo en Instagram con un hermoso maquillaje o los videos en YouTube en los que no estoy ‘funcionando’.

Siempre he sido muy abierta con respecto al tema de la depresión, ya que gracias a la educación que me dieron, entiendo que no es algo de lo que avergonzarse, pero tampoco algo en lo que escudarse; con los años he aprendido a batallarla de formas diferentes. Me doy un día para dejar que todas las lágrimas que quieran salir, salgan, pero al siguiente, me voy aunque sea al salón de belleza, le digo a mis estilistas que no me siento bien y PIDO AYUDA.

He roto ese mito de que la depresión es algo que se vive a puertas cerradas, que es algo que nadie debe saber ¡NO!, ¿Si nadie sabe lo que sufro cómo me van a ayudar? ¿Cómo me van a entender? No hay peor cosa que la ignorancia cuando de enfermedades mentales se trata, por eso TANTA gente muere de depresión, porque nunca se atrevió a pedir ayuda por miedo a que le tildaran de LOCO.

Esta es una lucha que no hay forma de llevarla solo, se necesita mucha fuerza de voluntad para pararte frente al espejo y decir “sufro de depresión”, ESA es la única forma de enfrentarla, esa es la única forma de pedir ayuda, cuando tienes plena consciencia que sufres de algo, que no es tu culpa y que debes TRAJABAR en EQUIPO para mejorarla.

A ti que sufres de depresión, NO TE QUEDES CALLADO, habla con alguien, busca ese sistema de apoyo, instruye a tus amigos y familiares sobre lo que es la enfermedad y busca alternativas que te ayuden. Y a ti, que no sufres pero que quizás conoces a alguien con las características que he mencionado, AYUDA, pregúntale a alguien si se siente bien, si quiere un helado, si quiere simplemente llorar en tu hombro.

Hace muchos años, uno de mis mejores amigos y yo nos salvamos la vida mutuamente, ambos estábamos rendidos ante esta terrible enfermedad y por nuestra cabeza solo pasaba una cosa, Dios lanzó sus dados y yo me senté junto a él en un parque y algo me dijo que le hablara. Yo le devolví las ganas de vivir y el me las devolvió a mí, solo porque hablamos.

En nuestras manos está la solución para ser ayudados, uno debe pedirla y otro debe ofrecerla.






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