Cuando se trata de tener malos jefes yo los he tenido de todos tipos, los del complejo de superioridad, los ególatras, los que no tienen idea de lo que hacen, pero también, los complejos de inferioridad, esos, esos son los peores.

Tuve la dicha de estudiar una carrera que me permitió entender y ver más allá de lo que significa ser Jefe; aprendí lo valioso de llevar el mando de un grupo de personas para conseguir lo mejor de una empresa, negocio o institución, las cosas que en ese camino aprendí, fueron las que me enseñaron, y me siguen enseñando, los terriblemente malos que pueden llegar a ser muchos jefes y con “malo” no me refiero a maldad, me refiero a calidad.

Me pongo un poco técnica para que entiendas. La vertiente psicológica organizacional de los últimos 30 años, ha tratado de abolir el cargo de “jefe” y conseguir LIDERES, ya que los jefes, no eran más que orangutanes que se la pasan maltratando y pisoteando sus empleados y subordinados con un afán estúpido de sentirse superiores y mantener la “línea del respeto”, pero los psicólogos organizacionales y/o industriales, descubrieron, luego de innumerables estudios, que con esas actitudes los queridos “jefes” conseguían exactamente lo contrario a lo que se esperaba; recibían un grupo de personas que los aborrecían, que trabajaban de mala gana, que odiaban su trabajo y que odiaban sus jefes, por lo que decidieron estudiar más a fondo lo que hoy conocemos como LIDERAZGO. Eso sí que es importante y beneficioso, ser un BUEN LIDER que INSPIRA a sus subordinados a SIEMPRE dar lo mejor de sí.

Pero lamentablemente entre los libros y la práctica hay un trecho ENORME, rodeado de una ignorancia que no les permite a los jefes transicionar al liderazgo. Cuando mencioné los terribles jefes con complejo de inferioridad, me refiero a aquellos que no están seguros de sus capacidades, a aquellos que entienden que deben ser inalcanzables e inaccesibles para así poder ganar el respeto de sus subordinados, aquel que no sonríe, que no presta atención ni mira a la cara cuando le hablan, aquel que como decimos en buen dominicano, te la pone en CHINO para que NUNCA lo superes.

Aquí me vuelvo a poner técnica y te muestro las diferencias fundamentales entre el Jefe y el Líder.

El jefe maneja sus empleados  - El líder los dirige
El jefe depende del poder – El líder depende de influencia
El jefe inspira temor – El líder inspira entusiasmo y confianza
El jefe castiga los errores –  El líder corrige y ayuda en los errores
El jefe es subjetivo, se lleva de emociones  – El líder ve las cosas con objetividad y las analiza 
El jefe dice HAGAN – El líder dice “HAGAMOS

Cuando admiras a una persona tanto por sus capacidades intelectuales, como por su calidad humana, es cuando te dejas inspirar, cuando te dejas influenciar y esa es la base fundamental del liderazgo, por eso siempre he pensado que ocupar el puesto de JEFE es un arte que lamentablemente no todos saben plasmar.

Cabe resaltar que quien suscribe (este cuerpo caribeño y tropicalsh) tiene un temperamento MUY FUERTE, soy volátil, tengo convicciones muy fuertes, la boca muy dura y soy MUY EXIGENTE, pero sobre todo me gusta INSPIRAR y a la hora de pasar mis conocimientos a estudiantes o de dirigir un grupo de personas, ese temperamento se aplaca, pues uno de mis grandes anhelos es ser querida, admirada y recordada por todo ser humano al que le enseñe cualquier cosa.

Entonces, ¿de qué lado de las vertientes estas? ¿Eres un jefe ególatra que no escucha, que se siente superior a todos los demás, pero que en el fondo teme de sus capacidades, o eres un líder que pasa sus conocimientos y guía a las personas a su alrededor?

De este tema podría escribir todo un libro, pero por el momento vamos a dejarlo hasta aquí.

Te invito a que pruebes liderar sin pisotear, escuchar mirando a la cara, ser accesible para aquellos que quieren aprender de ti y no solo seas el prepotente que depende de que le teman y que para sentirse superior usa su título universitario como nombre en tu red social.



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